Todos conocemos sobradamente los beneficios sociales y profesionales que nos aporta aprender otras lenguas. En el caso del inglés, no es necesario destacar lo importante que es poder hablarlo a la hora de desarrollar una carrera profesional, o simplemente para poder viajar o comunicarnos con otras personas. Pero esto no es todo. Numerosos estudios científicos han demostrado que aprender otras lenguas tiene enormes beneficios para nuestro cerebro, y que además, nos enriquece desde un punto de vista social favoreciendo la empatía con otras culturas.

Fuente: psychologicalscience.com
Un estudio muy reciente llevado a cabo por el Centro de Envejecimiento Cognitivo y Epidemiología Cognitiva de la Universidad de Edimburgo (Reino Unido), pone de manifiesto que estudiar un segundo idioma tiene como efecto directo la ralentización del deterioro cognitivo que acompaña al envejecimiento cerebral. Se realizaron dos tests de inteligencia a 835 hablantes nativos de inglés en dos momentos diferentes de sus vidas. El primero se realizó cuando tenían 11 años y el segundo cuando tenían 70. Las personas que hablaban dos o más idiomas obtuvieron mejores resultados, sobre todo en las áreas relacionadas con la inteligencia general y la lectura. Por otro lado, es muy significativo que las conclusiones fueran similares entre aquellas personas que aprendieron el segundo idioma antes de los 18 años a las de los que lo hicieron con mayor edad. Nunca es tarde para aprender un idioma, sino todo lo contrario. Los cambios estructurales que se producen en la materia blanca de nuestro cerebro son iguales independientemente de que se empiece a aprender un idioma a una edad temprana o bien lo hagamos a una edad más avanzada.

Escultura de la materia blanca en un cerebro Fuente: omicrono.com
Otros estudios destacan que una segunda lengua mejora considerablemente la capacidad de concentración y la memoria, y fomenta otras capacidades como la creatividad o la percepción. Se produce un estímulo en la zona dedicada al lenguaje que incrementa el número de conexiones neuronales, incluso en personas de avanzada edad. Por ello, aprender una segunda lengua es un ejercicio más que recomendable para mantener nuestro cerebro en buena forma y prevenir muchas enfermedades. Ellen Bialystok, psicólogo de la Universidad de York en Toronto, Canadá, realizó un exhaustivo estudio con pacientes de Alzheimer monolingües y bilingües. Como conclusión descubrieron que los pacientes bilingües eran diagnosticados con la enfermedad una media de cuatro años más tarde que los pacientes monolingües.
Todo esto nos hace pensar que estudiar inglés u otra lengua es una de las mejores inversiones que podemos hacer si queremos mejorar nuestra calidad de vida. No sólo nos va a permitir mejorar nuestros estudios o nuestra carrera profesional, sino que también va a mejorar nuestra salud mental a largo plazo, ayudándonos a mantener una mente joven y activa. Ya no sirven las excusas de que se es demasiado mayor o que el nuevo idioma no nos va a ser útil en nuestro día a día. Todo son beneficios, anímate a estudiar inglés y verás cómo tu propio cerebro lo agradece.